martes, 2 de octubre de 2018

A TENER EN CUENTA...

Mi hijo con dislexia y TDAH: Cómo coexisten ambas condiciones

Madre e hijo
Mi hijo obtuvo su primer IEP al final de 2º grado, cuando la escuela lo identificó con una “discapacidad específica del aprendizaje”. En ese momento creímos que habíamos obtenido respuestas a nuestras preguntas. Nuestro brillante hijo estaba teniendo problemas para dominar algunas habilidades básicas en la escuela. Ahora, podíamos avanzar y ayudarlo con el IEP.
Pero las cosas no funcionaron según lo planeado. Las intervenciones en su IEP no parecían ayudar, y en 3º y 4º grado seguía atrasándose cada vez más. Fue ahí cuando empezamos a darnos cuenta de que necesitábamos entender mejor las dificultades de aprendizaje que lo habían hecho elegible para recibir educación especial.
Así que, cuando nuestro hijo llegó a 5º grado, lo llevamos a un psicólogo clínico privado para que le realizara una evaluación. En esa evaluación recibimos un diagnóstico. De hecho, el reporte de la evaluación incluía varios diagnósticos: dislexiaTDAH y otras dificultades del aprendizaje. Pare un momento, recuerdo haber pensado. Solo discutimos las discapacidades del aprendizajecon la escuela. ¿Esto puede afectar su IEP?
Mostramos a la escuela el reporte de su evaluación e iniciamos el diálogo. Fue ahí cuando escuché por primera vez el término “comórbido” o “coexistente” cuando un niño es diagnosticado con varias condiciones. Me sorprendió enterarme de que el TDAH y la dislexia a menudo coexisten, y que muchos chicos con TDAH tienen otras dificultades del aprendizaje. Toma tiempo volverse un padre informado, y cuando crees que ya lo entendiste, aprendes algo nuevo.
En ese momento pensaba que lo había descifrado. Bastaba con que entendiéramos y tratáramos cada dificultad de aprendizaje y de atención por separado para diseñar el IEP perfecto para mi hijo. Pero de nuevo, no funcionó de esa manera.
Lo que aprendí es que no siempre es posible separar la dislexia del TDAH de una persona, al menos en el caso de mi hijo. Sí, son diagnósticos separados. Sí, se miden de manera diferente. No obstante, las dificultades de mi hijo en el aula son una mezcla de todas sus dificultades de aprendizaje y de atención. Y de la misma manera que al preparar un pastel, una vez que se mezclan los ingredientes es difícil separarlos.
Por ejemplo, teníamos el problema de que mi hijo soñaba despierto en la clase. Parece TDAH, ¿cierto? Quizás tengamos que averiguar con el equipo del IEP cómo ayudarlo a concentrarse, quizás añadiendo descansos o recordatorios amables.
Pero resulta que soñaba despierto principalmente en la clase de inglés, en la que había que leer en silencio y él no tenía acceso a adaptaciones de audio. Bueno, entonces su ensoñación podría estar relacionada con su dislexia. Quizá tengamos que revisar los apoyos en lectura que está recibiendo en el salón. O, ¿podría ser que el soñar despierto es el resultado tanto de la dislexia como del TDAH?
También había otros ejemplos. En un momento dado, mi hijo empezó a interrumpir las lecciones para preguntar si podía salir del salón. Quería permiso para ir al baño, a su casillero o a la enfermería. Al ver esto solamente a través de los ojos del TDAH, podíamos considerar dividir su trabajo escolar en partes o programar algunos descansos.
Pero luego supimos que esto estaba sucediendo principalmente en la clase de historia, donde la maestra pedía a cada niño que leyera un párrafo en voz alta. La dislexia podía tener que ver con esto. Tal vez salir de clase era su manera de evitar la vergüenza que le causaba leer. O de nuevo, quizá su comportamiento es consecuencia de la dislexia y el TDAH.
Tener conocimiento implica tener el poder de ayudar a su hijo, incluso si ese conocimiento en ocasiones genera más preguntas. Desde que nos enfrentamos a lo que significa tener un hijo con TDAH y dislexia, aprendimos mucho. Ahora entendemos mucho más cómo piensa, aprende y reacciona nuestro hijo al mundo que lo rodea. También hemos aprendido a profundizar y a tratar de entender cómo y por qué algunas cosas funcionan para él en la escuela y otras no. Hemos usado ese conocimiento para mejorar su IEP y ayudarlo a que progrese en la escuela.
A veces es difícil para nuestro hijo saber dónde empieza su TDAH y dónde termina su dislexia. Pero sigue siendo importante para nosotros saber que tiene ambas. Al conocer más y más acerca de cada una de estas dificultades de aprendizaje y de atención, podemos ayudarlo mejor como persona y como estudiante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario